A veces me pregunto en qué mente razonable puede caber la locura de ustedes.
Sé que no es normal, pero me malacostumbraron. Por eso acá estoy, necesitándolos de nuevo. Acudiendo a ustedes, los que me levantaron cuando me tropecé, los que pusieron el pecho cuando me tenían acorralado. Ustedes, los que hablan de mí como si fuera un Dios, los que lloran, los que ríen, los que se pelean por mí.
Cómo no voy a recurrir a ustedes, si cuando me sentí más sólo que nunca, sin estadio, sin plata, en la segunda división, se movilizaron en masa, me tomaron de la mano y me obligaron a salir adelante. Me levantaron cuando creí que todo estaba perdido.
Cómo no voy a recurrir a ustedes, si cuando estaba en coma agonizando, impidieron que yo me vaya, deje de existir.Ustedes, los que a pesar de que haya habido gente que quiso lo peor, ahí estuvieron. Sólo por mí
Y porque no sólo estuvieron cuando peor la pasé. También me acompañaron en todos mis logros, como cuando más de 30mil me acompañaron hasta Rosario con pocas posibilidades de triunfar.
Ustedes los que a través de su inusual ingenio, increíblemente logran que todos los demás hablen de mí.
Cómo no voy a recurrir a ustedes, si a veces pienso que les doy más malas que buenas, si todavía no pude darles esa copa que muchos ansían.
Pero después los veo, los siento, y me hacen pensar que estoy equivocado, porque son diferentes, porque les importan otras cosas que difícilmente otros entiendan. Me ponen su mejor cara, y ahí están, otra vez, como si nada pasara, sentados en la tribuna, esperándome. Con frío, con calor, con lluvia, en otra provincia, en otro país.
Como no voy a recurrir a ustedes, si soy lo que soy por todo esto y mil cosas más. Si soy grande, inmenso, gigante (modestia de mi parte) por ustedes.
Me sentí resignado. Pero acá estoy. Gracias a ustedes. Gracias a vos.
Ya nada es tristeza, porque sé, que pase lo que pase, ahí van a estar. Como siempre. Y para siempre.
Por eso hoy estoy esperanzado, y recurro a mi gente.
Soy feliz, pero siento un vacío. Un vacío con el que pensé que iba a tener que aprender a convivir por siempre.
Me obligaron a irme. Me echaron como un perro.
Y si bien ustedes me guiaron por el buen camino, hoy les digo que necesito volver a mi casa.
A mis raíces. A aquel lugar donde muchos me vieron por primera vez, y que cuando me fui lloraron conmigo. Pero fueron más fuertes que yo, y con todo el dolor del mundo me empujaron para adelante. Otra vez. Como si nada pasara.
Ya me demostraron varias veces que nada es imposible. Que nada está perdido. Quizás algunos no lo crean, o mejor dicho, no lo quieran ver. Pero yo sé que es así, me hicieron vivirlo.
Les pido una muestra más, otra muestra de amor y fidelidad, de las que ya me tienen acostumbrado, con la diferencia de que esta vez me siento fuerte, y juntos, nada ni nadie nos va a parar.
Ayúdenme. Necesito volver a dormir en esa avenida, donde más cómodo me sentía.
Porque estaban ustedes. Y yo sentía que pasaban todos los días y me miraban con orgullo. Necesito volver a sentir eso.
Sé que el 5 de Julio vas a estar ahí, cargándome en los hombros, cuidándome como si fuera un niño.
Cuervo, el 5 de Julio tengo una cita con vos, y vos conmigo. No me dejes plantado. No me falles.
Ahí nos vemos, por tu viejo y por tu abuelo que lo miran desde el cielo junto a nuestro Padre fundador. Él estará orgulloso de vos, y de mí. Por respeto a la historia que vos supiste escribir.
Ahí tenés que estar, otra vez, como si nada pasara, por los colores de este amor.
Juan Manuel, Palomar