Nuestro Presidente, en el tobogán que lo desterrará de San Lorenzo, paladeando las últimas mieles de su dictadura, intenta mediaticamente rearmar el rompecabezas de su imágen tan desmembrada como cuerpo en autopsia. Esa defunsión de Rafael Savino, muerto políticamente por su olvido para con Boedo, lo obligó a los manotazos de ahogado, pataleos de ahorcado, auspicios en medios de presidente con destino de cajón.
Su estrategia mediática, para confundir y engañar, esa "Operación Lobato" que solo confunde a los que no se comprometen son su plataforma de salvataje. Un suero pinchando su anciano brazo proporcionando glucosa para que ese débil corazón puede brindarle unos pocos latidos más a ese cuerpo que se desarma y pide a gritos descanso eterno.
Su ataúd electoral, lo espera dentro de poco, y mientras tanto intenta supervivir con aliados de parlante y pluma. Rafael es hoy más Lobato que Savino, y cuando la tierra tape su lacra brindaremos por otro antivuelta caído.
