La Copa Libertadores y el Clausura del primer semestre de 2008, terminaron regalados por unos pocos billetes entre nuestros mercenarios jugadores. La vuelta del Padre en cenizas al barrio fue lo mejor del año centenario, pero las muecas de fastidio de los dirigentes Anti Vuelta opacaron tal victoria. La Plaza Massa, escriturada y apropiada por nuestros colores, tiene los yuyos crecidos y no vio llegar ni un ladrillo, ni una pala para levantar el Micro Estadio.
Copa Sudamericana con eliminación vergonzosa y Apertura perdido humillantemente luego de llevar 8 puntos de ventaja. Las inferiores postergadas por la llegada de estrellados y cangrejos que cobran en un mes, lo que toda la tribuna no reuniría en todo el año. La Vuelta a Boedo no tuvo ni un paso adelante en el Centenario, es más, el plan de obras en Pompeya (con el plus de la Capilla Pro Viggo) fue la única estrategia de obras en el año del Centenario.
Todo lo que pasó da ganas de vomitar. En el cielo, el Padre Massa y Jacobo Urso se abrazan para festejar los 101 años del Ciclón, nosotros también nos confundimos en Cuervo abrazo. Pero no dejemos que los festejos tapen la mierda. Las inferiores se mueren de a poco, Boedo tiene yuyos en vez de ladrillos. El Centenario fue un orgullo por los colores, pero un fracaso por donde se lo mire en neustro crecimiento.
Todo lo que pasó da ganas de vomitar. En el cielo, el Padre Massa y Jacobo Urso se abrazan para festejar los 101 años del Ciclón, nosotros también nos confundimos en Cuervo abrazo. Pero no dejemos que los festejos tapen la mierda. Las inferiores se mueren de a poco, Boedo tiene yuyos en vez de ladrillos. El Centenario fue un orgullo por los colores, pero un fracaso por donde se lo mire en neustro crecimiento.
VB