lunes, 3 de noviembre de 2008

TRAS EL DESGLOSE, LA LAGRIMA QUE ENCENDIO LA REVOLUCION




Abro la ventana y veo la revolución...
no me imaginaba tanta gente como yo...
miles de carteles reclamando la verdad...
por las avenidas, no paraban de gritar.
Y a hora vamos a ver... ¿quien va a joder a quien? !!!
Cadena Perpetua


El regreso comenzó hace 29 años, el día que se desglosó el primer tablón del entrañable Gasómetro de madera. La primer lágrima que recorrió un rostro cuervo, encendió la mecha del retorno. Desde que esa lagrima liberó su rabia, nuestra vuelta comenzó la cuenta regresiva.
Son casi tres décadas de lucha, con idas y vultas, repleta de sinsabores, con claroscuros y con más golpes que victorias. Pero hay algo que fue bandera de ésta pelea: ser irrenunciables.
Los cuervos que se hundieron en la sumisión, ni siquiera imaginan lo emocionante y explosivo que es soñar con volver. Quienes se sienten a gusto en la casa transitoria porque no quieren levantar el culo de su butaca pompeyense, tampoco sospechan la fuerza que nos da su despecho, para la revolución que se avecina.
La sede, inclaudicable en Boedo y pequeña como la primer llama que encendió aquella lágrima inicial, fue el corazón que nunca dejó de latir en nuestro riñón boedense. Los terrenos que se fueron reconquistando por ímpetu y movilización de nuestra gente comenzaron a darle fuerza y cobijar a ese corazón que de a poco empieza a latir con más fuerza.
Banderas, remeras, volantes, pintadas, canciones y caravanas fueron, son y serán bastión para no perder la memoria. Cada grito que brota de nuestras gargantas desgastadas de tanta afonía, es un palo gordo y grande en el culo de los que sonríen al ver un supermercado en nuestra Avenida.
La lágrima no deja de caer, solo secará su recorrido cuando demos el paso final. No podemos hacernos los boludos. Para ganar ésta batalla necesitamos que el corazón explote de latidos. Que se llene de sangre y reviente de locura. El terreno más grande solo se conseguirá con nuestra irrupción.
Cuando todos nos hagamos cargo de lo que nos compete, cuando ya no queden sumisos y cuando los anti vuelta levanten el culo de su butaca para al menos aompañarnos, cuando todos estemos en ésta, ahi será el momento de recuperar lo que nos robaron. Sin revolución la lágrima seguiría cayendo y si tocara el suelo ya no habría nada por que pelear. Sin revolución ese corazón dejaría de latir para apagarse junto a nuestros sueños.
Cuando nuestra ventana se abra de cara a la revolución, solo ahí veremos vacía la Avenida para reconstruir nuestra casa. No es imposible, cuantos más seamos más fácil será. El miedo les conviene a ellos, nuestra desunión también. Tenemos las de ganar, aprovechemos la valentía de aquella lágrima que comenzó a caer de nuestros ojos en 1979 y en honor a Lorenzo reventemos Carrefour !!!